Tuve miedo de mirar tus ojos
entre tantos ojos,
y sin embargo,
tu mirada me jalaba
como imán al hierro.
Tuve miedo de tocar tus manos,
y sin embargo,
tu piel me atraía
como al combustible el fuego.
Tuve miedo de decir adiós
y no volver a verte,
y al cerrar los ojos
te grabé en mi mente.
Te grabé con el verde de los árboles
y la esperanza de mirar
tu rostro una vez mas,
te grabé con el aroma del viento
y de tu piel y de tu pelo...
Te grabé indeleble, eterna,
anticipando que te extrañaría
en el primer instante,
que necesitaría verte al alejarme...
miércoles, 29 de julio de 2009
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